Una sencilla clasificación de los relojes de pulsera sería la siguiente:
- Relojes mecánicos
- Relojes de cuerda manual
- Relojes automáticos
- Relojes de quarzo
Centrándonos en los relojes mecánicos, a su vez se podrían clasificar en dos tipos: Los de cuerda manual, que como su nombre indica, requieren que se les de cuerda manualmente; y los automáticos, que disponen de un rotor en su mecanismo, en virtud del cual se dan cuerda solos cuando los llevamos en la muñeca.
En los años setenta, cuando se empezaron a comercializar los relojes de pulsera de cuarzo, parecía que los relojes mecánicos serían literalmente barridos del mercado; lo cual en parte fue cierto. Muchos fabricantes de relojería desaparecieron. La precisión que tenían los relojes de cuarzo era mucho mayor que la que ofrecían los relojes mecánicos.
Cincuenta años después, afortunadamente se siguen fabricando relojes mecánicos. Uno de los factores determinantes de su precisión es el número de alternancias hora con las que trabaja el oscilador, el sistema volante-espiral. Cuanto mayores son las alternancias hora, mas preciso es el reloj. Marcas como Rolex ofrecen una precisión de +/- 2 segundos al día, lo cual es más que suficiente para el común de los mortales. En el mercado existe una gran cantidad de marcas de modo que cualquier aficionado al reloj mecánico encontrará el que se adapte a su gusto.
Campos magnéticos
Desde la antigüedad se conoce la propiedad de la magnetita o piedra imán (Fe3O4), para atraer limaduras de hierro. La atracción se ejerce a distancia y por eso se dice que todo imán crea un campo magnético.
Además de los clásicos imanes, hay un gran número de dispositivos eléctricos que crean campos electromagnéticos.
Sabemos que el campo magnético y el campo eléctrico se deben a la naturaleza eléctrica de la materia. Su estudio permitió unificarlos en uno solo: el campo electromagnético. Vivimos rodeados de campos electromagnéticos. Su efecto en los relojes mecánicos siempre es perjudicial. Se trata de un enemigo invisible que puede alterar su funcionamiento. A mayor intensidad de campo y menor distancia, mayor es la anomalía que producen en el reloj.
Cuando la espiral se imanta, las espiras llegan a tocarse, y la frecuencia de oscilación se incrementa. Esto produce un adelanto inusualmente alto en el reloj. Para solucionar el problema hay que desimantarlo.
Relojes antimagnéticos
Desde mediados del siglo XX marcas como Rolex, IWC, u Omega comenzaron a comercializar relojes antimagnéticos. Hoy día, con la utilización de materiales antimagnéticos la carrera contra el magnetismo continúa.
Modelos como el Omega De Ville Trésor co-axial ofrecen una resitencia al magnetismo de hasta 15.000 gauss
