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Sobre el término «reloj de viaje»
Los nombres con los que designamos a los distintos tipos de relojes, tienen su origen en alguna característica distintiva, función, o uso que se les ha dado. Se empieza a llamarlos de una determinada forma, y con el tiempo, cuando traspasan las fronteras del país de origen, reciben en otros el mismo nombre traducido a la lengua del país de destino. Esto es y ha sido así, frecuentemente, a lo largo de la Historia.
Al comienzo del año 1796, Abraham-Louis Breguet decidió crear en París un nuevo tipo de reloj. Planteó tres prototipos con los números 178, 179 y 180 a los que llamó «pendules de voyage» (relojes de viaje). Algún tiempo después fueron popularmente conocidos como «pendulettes de voyage». En francés es frecuente formar el diminutivo anteponiendo al sustantivo el término «petit». En este caso, a partir del sustantivo pendule, y mediante el sufijo -ette, se formó la palabra «pendulette», que vendría a significar «pendule» de pequeño tamaño.
El primero de los relojes de viaje de Breguet, el Nº 178, estuvo terminado en septiembre de 1796. Era un pequeño reloj portátil en bronce dorado, con calendario y repetición de cuartos, con vidrios en las cuatro caras de su caja, que permitían ver el mecanismo. La singularidad de este reloj no se debió solamente a su calidad artística y técnica, propia de la prestigiosa casa Breguet. Lo que le hace especial además, es que perteneció a Napoleón Bonaparte, el cual lo compró en 1798, poco antes de partir hacia el norte de África en la expedición militar conocida como Campaña de Egipto. Estos modelos de Abraham-Louis Breguet, tuvieron un enorme éxito y marcaron la tipología de los relojes de viaje que se fabricaron desde comienzos del siglo XIX por otras firmas relojeras.
Imágenes de relojes de viaje
Las fotografías siguientes muestran varios relojes de viaje. La Casa Breguet marcó el rumbo que habría de tomar «la pendulette de voyage». Desde comienzos del siglo XIX, el reloj es producido en una gran variedad de formas, tamaños, funciones, etc. Siempre será un reloj de pequeñas dimensiones, con un mecanismo de calidad, visible por los laterales, trasera y parte superior. Encontraremos en la parte de arriba de la caja un asa, y sentiremos que el fabricante se ha esmerado en hacerlo técnicamente impecable, y estéticamente muy bello.
Las esferas generalmente esmaltadas, con números romanos y agujas tipo Breguet. Los escapes, habitualmente vistos, en posición horizontal cuando están sobre el mecanismo, o vertical si van colocados en la platina trasera. Escapes, usualmente integrados en una plataforma con ajuste de la frecuencia del oscilador para hacer que el reloj funcione en hora.
Antecedentes del reloj de viaje
Los relojes de viaje, inspirados en los diseñados por Abraham-Louis Breguet en París a finales del siglo XVIII, comenzaron a fabricarse también por otros maestros relojeros a principios del siglo XIX en otros lugares de Europa; pero la relojería portátil es anterior. Trescientos años antes de «la pendulette de voyage» de Breguet, ya existían relojes portátiles.
A partir de los primeros relojes monumentales, la relojería evolucionó en varias direcciones. Una de ellas fue la de la reducción de su tamaño. Las enormes maquinarias de los relojes de torre medievales, fueron el punto de partida para construir mecanismos más pequeños, para relojes de uso en el interior de palacio. De esta forma, el reloj mecánico – en ese momento sólo al alcance de unos pocos – se hizo más pequeño. Primeramente, lo suficiente como para estar en el interior de las residencias de las clases privilegiadas: Reyes, nobles, Papas… ; después, con un tamaño aún menor que lo hizo apto para ser llevado consigo. Pero fue necesario otro avance crucial para hacerlo portátil: el resorte motor. Un invento con el que el funcionamiento del reloj, fue independiente de la fuerza que le aportaban las pesas. Ese invento, junto a la posibilidad de realizar mecanismos de pequeño tamaño, dió origen a la relojería portátil.
Reloj de mesa y portátil de 1575. (Fuente de la imagen: Catálogo del Museo de relojería de La Chaux-de-Fonds)
El resorte motor ya se conocía a mediados del siglo XV, pero no se aplicó de forma general a los relojes portátiles hasta mediados del siglo XVI.
Monarcas, como el emperador Carlos V e Isabel de Portugal, o la reina Mariana de Austria, posaron junto a estas nuevas maravillas de la mecánica, y así fueron retratados por los grandes pintores de la época. En la pintura de Carlos V e Isabel de Portugal – pintado por Rubens a partir de un original de Tiziano que se perdió en el incendio del Alcázar de 1734 – vemos a ambos personajes sentados frente a una mesa en la que hay un reloj de pequeñas dimensiones. La composición del cuadro permite imaginar el protagonismo que quisieron darle al reloj.
El resorte motor
El resorte motor, o muelle real, es el elemento que suministra la energía para el funcionamiento del reloj. El principio de su funcionamiento es sencillo e ingenioso: una banda metálica elástica enrollada sobre si misma, ejerce una fuerza al desenrollarse para recuperar su forma original.
La dificultad de ejecución del resorte motor influyó en el retraso de su aplicación. Debía tener flexibilidad y cierta dureza, pero no demasiada, para evitar su rotura. Se cree que los primeros resortes motor eran de latón.
Otro de los problemas que presentaba el resorte motor, era el de la variación de la fuerza que suministraba a medida que se iba desenrollando. Para resolverlo se utilizaron varios métodos. Uno de ellos, la colocación de un fusee entre el cubo que alojaba el resorte motor y el rodaje; otro, hacer que el resorte ejerciera presión sobre una excéntrica: el llamado «Stackfreed»; y también, la limitación de la acción del muelle real a parte de su desarrollo, impidiendo la actuación de las últimas espiras que suministraban menor fuerza.
Peter Henlein
Cuando estudiamos los orígenes medievales del reloj mecánico en nuestro continente, encontramos que sus artífices eran habitualmente cerrajeros. Eso era Peter Henlein (1485 – 1542), un cerrajero de Nuremberg. No se sabe mucho de su vida. En los documentos que hay sobre el, aparece como cerrajero, salvo en su partida de defunción, donde ya consta como relojero. Hasta 1565 no existió en Nuremberg gremio de relojeros. Es en ese año cuando tres cerrajeros de esa ciudad se asociaron para crearlo.
Peter Henlein construyó en Nuremberg pequeños relojes, bellamente decorados, que podían llevarse en una bolsa o sobre la vestimenta. Nuremberg, y otras ciudades alemanas como Altena, Solingen, Remscheid, Lüdenscheid … eran centros del arte del forjado del acero. En ellas se forjaban cuchillos, espadas, herramientas…, y también se transformaba el acero en chapa para la fabricación de todo tipo de instrumentos.
En los primeros tiempos, el hierro y el acero eran elaborados directamente por los que los producían, pero al final de la Edad Media se separó la producción de la elaboración posterior. En esa época ya existían sociedades organizadas que se dedicaban a transformar el acero suministrado por las fundiciones, en gran variedad de objetos.
En el Britten’s Old Clocks and Watches and their makers se cita una referencia a Peter Henlein, escrita por el humanista Johannes Cocclaeus (1479 – 1552) en 1511:
[…] «From day to day more ingenious discoveries are made; for Peter Hele, a young man, makes things which astonish the most learned mathematicians, for he makes out of a small quantity of iron horologia devised wich very many wheels, and these horologia, in any position and without any weights, both indicate and strike for 40 hours even when they are carried on the breast or in the purse». […]
[…] «Día tras día se hacen descubrimientos cada vez más ingeniosos; el joven Peter Hele hace cosas que asombran a los más sabios matemáticos, pues fabrica con una pequeña cantidad de hierro, relojes ideados con muchísimas ruedas; y estos relojes indican la hora y suenan en cualquier posición y sin pesas durante 40 horas, incluso cuando se llevan sobre el pecho o en una bolsa». […]
A comienzos del siglo XVI, los centros de producción más destacados de relojes portátiles fueron Nuremberg y Blois. Más adelante se crearon talleres en otras ciudades como Ausburgo, Lyon, Abbeville y París.
Relojes de carroza
Otro tipo de reloj portátil fue la «pendule de voiture» o «montre de carrosse», que en español traducimos como reloj de carroza. Se trataba de reloj de bolsillo de grandes dimensiones, que en algunos casos llegaba a los 20 cm de diámetro. Se hicieron desde la primera mitad del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX.
Relojes de viaje de «oficial»
Desde finales del siglo XVIII se empezó a fabricar otro tipo de reloj portátil muy interesante: «la pendulette de voyage «officier»; el reloj de viaje de oficial. Cuenta la leyenda que Napoleón recomendaba a sus oficiales que llevasen en las campañas militares un reloj de este tipo; de ahí el nombre que se les da: reloj de viaje de oficial.
Se hicieron en Francia, Suiza, Alemania, … Una variante de reloj de viaje de este periodo es el llamado pendule de voyage «capucine», reloj de viaje capuchino.
Como podemos ver, antes de reloj de viaje creado por Abraham-Louis Breguet en 1796, se hicieron otros tipos de relojes portátiles también de interés. Maravillas de la relojería que es conveniente conocer.
Reloj de viaje «Leroy and Fils»
Reloj de viaje firmado «Leroy and Fils».
Escape de plataforma («platform escapement») en posición horizontal. Esta disposición favorece el funcionamiento del reloj.
Reloj dentro de su estuche de cuero original. Una de las funciones del estuche era proteger al reloj frente a posibles golpes. Dado el uso habitual de este tipo de relojes, esta función de protección era importante para conservarlos adecuadamente.
En muchas ocasiones estos estuches se han perdido. Encontrar piezas con su estuche original tiene su interés, y añade valor al reloj.
Reloj de viaje del siglo XIX
El reloj que se muestra en las siguientes fotografías es un buen ejemplo de la relojería llamada «de viaje», del siglo XIX. Dispone de una sólida estructura, con un excelente mecanismo que puede verse a través de las cinco ventanas de vidrio de la caja. La superior, con forma circular, puede retirarse para efectuar las operaciones de ajuste del atraso o adelanto del reloj. Actuando sobre la frecuencia del oscilador – sistema volante-espiral – se puede variar la marcha de reloj para que funcione en hora.
En la cara posterior de la caja, el vidrio está integrado en una ventana que puede abrirse para ajustar la hora, fijar la correspondiente al toque de la alarma, y dar cuerda al reloj.
La calidad del mecanismo es notoria, así como su complejidad. Vemos en el, tres sistemas mecánicos con funciones distintas, pero, interconectados: 1) El primero de ellos, un movimiento que hace girar las agujas horaria y minutera con las velocidades angulares debidas para que puedan indicar y medir el tiempo; 2) El segundo, un sistema de sonería que hace sonar la campana del reloj a las horas y medias; y 3) El tercero, cuya misión es hacer sonar la alarma a la hora prefijada. Todo un complejo mecanismo que puede admirarse a través de la acristalada caja del reloj.
Sobre estas líneas, la platina trasera del mecanismo, en las que podemos apreciar su complejidad.
La esfera es esmaltada. En la parte superior los índices horarios en números romanos. En la inferior, un pequeño círculo con índices horarios con números arábigos para el ajuste de la hora a la que debe sonar la alarma. Las agujas horaria y minutera se ajustan desde la parte de atrás del mecanismo; al igual que la hora a la que sonará la alarma.
A la izquierda, la plataforma del escape. Un conjunto en el que están dispuestos, el volante, la espiral, el áncora y la rueda de escape. Sobre ella vemos la pieza de ajuste de la frecuencia del oscilador. Ajustando esta frecuencia se consigue que el reloj funcione en hora.
El mecanismo tenía roto el enganche del muelle real del barrilete. Se hace una pieza de enganche y se fija en el emplazamiento del enganche original.
Bibliografía
- Les Collections, Horlogerie; Giampiero Negretti y Paolo de Vecchi. CELIV, 1993
- Coleccionismo de relojes antiguos; José Miguel Echeverría. Editorial Everest, 1975
- La máquina de las horas; Luis Montañés Fontela. Ediciones Isla, 1975
- La pendule de Paris et sa cadette la pendulette de voyage; Richard Chavigny y Eloi Fievez. Association Nationale des Collectionneurs et Amateurs d’Horlogerie Ancienne et d’Art, 2007
- Musée d’Horlogerie de la Chaux-de-fonds
- Britten’s Old Clocks and Watches and their makers, G. H. Baillie, C. Clutton, F.S.A. y C.A. Ilbert, F.B.H.I, with diagrams by F. Janca. Bonanza books, New York. 7 th edition, 1956