Relojes picarescos

Reloj de faltriquera
Reloj de faltriquera con autómata picareso oculto en su interior. (Fuente de la imagen: ebay)

Luis Montañés Fontela terminó su libro «Relojes, Diccionarios Antiqvaria» (Cipsa editorial, 1986), con un capítulo dedicado a los relojes eróticos. Una variedad poco conocida, reservada generalmente al ámbito privado.

Libro de relojería
Portada del libro "Relojes, Diccionarios Antiqvaria"

El capítulo lleva por título: «Los relojes picarescos (una temática subterránea)», y con el cierra un excelente libro de definición de muchos términos usados en relojería. En este último, clasifica este tipo de relojes de bolsillo con motivos picarescos en tres tipos: los de tono discreto, los de tema insinuante y los de asunto audaz y hasta brutal. Ya se comprende que en este género de relojes picarescos, podemos encontrar desde piezas con ingenuos motivos alusivos al romanticismo, hasta otras donde las escenas podrían calificarse directamente de obscenas.

Estos relojes de bolsillo o faltriquera, suelen tener la escena – digamos, picaresca – más o menos oculta en su interior, en función de la procacidad de la misma. En cuanto a su realización, puede estar grabada, en esmalte, o bien representada por autómatas con movimiento.

Veamos lo que que nos dice Luis Montañés sobre los relojes picarescos:

[…] «Ahora es posible conocer en toda su amenidad las escenas (fijas o animadas) cuya contemplación tanto tiempo ha estado reservada a los propietarios de los relojes «polissonnes» o a quienes tuvieron ocasión de conocer a algún coleccionista del tema, lo que era todo un privilegio.

La fiebre despertada  de unos años a esta parte por el coleccionismo de relojes ha propiciado la inclusión de ilustraciones hasta ahora inéditas  en los catálogos de las subastas, que antes ni por casualidad asomaban en los inventarios de colecciones privadas y de museos, o en las adustas monografías del tema, hasta el punto de ofrecer éstas y aquellos la falsa sensación de que tal tipo de relojes no existía más que en la imaginación de alguno. En los actuales catálogos figuran ya frecuentemente, mostrando las divertidas y picantes escenas con que se adornaron «in ocultis», ciertas piezas cronométricas durante casi todo el siglo XIX. De nada ha servido que los entendidos aleguen el escaso mérito técnico de la mayoría de estos relojes, ya que si es así, desde un punto de vista estricto, los relojes en cuestión han adquirido entidad propia precisamente por tratarse de objetos eróticos de singular escasez y de precio, debido a ello, siempre excepcional». […]

Es tras la Revolución francesa, a principios del siglo XIX, cuando surge con fuerza el esmalte erótico – nos dice Luis Montañés-, como una consecuencia de las rupturas religiosas tras la revolución.

[…] «La tradición esmaltística en relojería se inicia en la segunda mitad del siglo XVII, cuando el reloj portátil combina ya alguna fiabilidad  de marcha con un tamaño aceptable para su transporte en el bolsillo; pero en sus comienzos los temas fueron exclusivamente religiosos o mitológicos. El esmalte erótico no surge con fuerza sino a comienzos del siglo XIX, y es consecuencia inmediata de las rupturas relogiosas que se dieron a partir de la Revolución francesa. Excepcionalmente hubo alguna manufactura londinense que ya en el siglo XVIII cultivó este género, con destino al comercio británico con la India y China. Antes de esa época, hay que adelantarse más de un siglo para contemplar una producción esmaltística con tema de desnudo femenino en escenas mitológicas o de asunto bíblico (Adán y Eva, Cleopatra y el áspid, Leda y el cisne …». […]

Firmas de relojería como Blancpain o Ulysse Nardin tienen en sus catálogos actuales, modelos de relojes de pulsera con temáticas picarescas.