Relojes del Palacio Real

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Reloj de Thomas Hildeyard S J
Reloj astronómico de Thomas Hildeyard S.J.

En el prólogo al Catálogo de Relojes del Patrimonio Nacional (Editorial Patrimonio Nacional, 1987), nos dice su secretario, don Manuel del Río Martínez: 

[…] «La historia de la Colección – se refiere a la Colección de relojes – resumida en la introducción del catálogo, nos habla de piezas que no han llegado a nuestros días y cuya permanencia hubiera formado un conjunto único en el mundo. La razón es conocida, ninguno de los palacios anteriores al siglo XVIII se ha librado de los incendios: El Pardo en 1604, El Escorial en 1671, y, sobre todo, el Alcázar de Madrid en la Nochebuena de 1734, infringieron a la Colección mayores pérdidas  que el uso, los pillajes y los hechos de armas». […]

No sabemos todo lo que el fuego destruyó en el viejo Alcázar madrileño en aquella Nochebuena de 1734, hace ahora doscientos noventa años. ¿Se perdieron en ese incendio además de todo tipo de tesoros artísticos, obras de Juanelo Turriano y de otros grandes maestros de la Relojería?. Probablemente si. El viejo Alcázar musulmán, sede de la Corte y la familia real española desde tiempos de los Trastámara, fue ampliado y reformado por los reyes españoles de la Casa de Austria.

Por orden de Felipe V, sobre las ruinas de ese Alcázar, se levantó en el mismo lugar el Palacio Real. La obra fue encargada al arquitecto Filippo Juvarra que fallecería dos años después, el 31 de enero de 1736. Su  discípulo, Giovanni Battista Sacchetti, redujo las medidas del proyecto de Juvarra adaptándolas al emplazamiento del Alcázar.

La segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, impulsó el proyecto, trayendo de Parma a los mejores artistas y artesanos para la construcción y decoración del palacio.

A la belleza arquitectónica del edificio, se añaden las maravillosas obras de arte que pueden verse en su interior: muebles, pinturas, tapices, esculturas, … y una parte de los relojes de la Colección del Patrimonio Nacional, que se muestran a continuación.

(Fuente de las fotografías: Eduardo Zaballa)

Reloj El Pastor

En el Salón Gasparini del Palacio Real, sobre la repisa de una chimenea, podemos ver un impresionante reloj con autómatas. Se trata del «Pastor», una péndola del siglo XVIII llamada así por la figura autómata que se encuentra en la parte superior del reloj. En la misma estancia, sobre una mesa junto a otro tabicón de este deslumbrante salón, le acompaña otra péndola del mismo autor.

Reloj Jaquet Droz
Reloj El Pastor

Ambos relojes, de estilo Luis XV, son obra de Pierre Jaquet-Droz (1721 – 1790), relojero y constructor de autómatas suizo que deslumbró al mundo en el siglo XVIII con sus maravillosas creaciones. ¿Es «el Pastor» el reloj más importante de la Colección del Patrimonio Nacional»?. Tal vez, o al menos, uno de los más especiales de la colección regia. Además de la belleza y complejidad técnica de este reloj, sabemos que fue traído a España por su autor en 1758. El gobernador del entonces, Principado de Neuchâtel, Milord Maréchal, aconsejó a Pierre Jaquet-Droz que viajara a España y presentara sus relojes en la Corte hispánica.

Reloj el pastor
Autómata que da nombre al reloj

En la primavera de 1758, Pierre Jaquet-Droz, junto a su suegro Abraham Louis Sandoz y un joven relojero Jacques Gevril, parte de La Chaux-de-Fonds rumbo a Madrid. Su objetivo es mostrar a la Corte y al monarca español, Fernando VI, seis relojes construidos por el durante los cinco o seis años anteriores. Meses antes de partir, prepararan cuidadosamente el viaje. Pierre se ocupará de todos los aspectos técnicos y de asegurar el cuidadoso embalaje requerido por tan delicadas piezas; Abraham Louis, de los aspectos materiales.

Este último encarga la construcción de un carro adaptado a las necesidades de los relojes a transportar. Un detalle curioso del carro, es el relativo a un dispositivo que colocan en una de las ruedas para que cuente el número de vueltas que da, y conocer así la distancia recorrida desde La Chaux-de-Fonds. En el libro Les Jaquet-Droz et Leschot, sus autores, Charles Perregaux y F. Louis Perrot escriben: «Chaque soir, les voyageurs sauront de combien de tours de roues ils se sont éloignés de leur patrie, ils dénombreront ceux qui resten à faire pour arriver dans la capitale si lointaine».

“Cada tarde, los viajeros sabrán cuántas vueltas de rueda han dado fuera de su patria, contarán las que todavía tienen que recorrer para llegar a la lejana capital”.

En cuanto a los relojes que llevan, dos son de caja alta y notable precisión; el tercero, llamado «Pièce à cigogne» por el motivo ornamental en bronce de la caja, es una péndola musical de estilo Luis XV ; el cuarto es el  titulado «Mouvement perpetuel»; el quinto, llamado «Le Nègre», tiene una figura autómata representando a un negro que hace sonar las horas mientras suena una melodía musical; y el sexto, la pieza más espectacular de la colección, «El Pastor», una péndola Luis XV con autómatas. Este último y el «Pièce à cigogne» son los que se encuentran en el Salón Gasparini.

Reloj palacio real
Reloj El Pastor, uno de los más espectaculares de la Colección de relojes del Patrimonio Nacional

Cuarenta y nueve días tardó la comitiva en llegar a Madrid. El dos de mayo de 1758, hacían su entrada en esta ciudad, Pierre, su suegro y el joven relojero Gevril. Conocemos muchas cosas de ese viaje, por las anotaciones que Abraham Louis Sandoz escribió en su diario. Al llegar a Madrid, se instalaron durante unos días en casa de Monsieur Rognon, un natural de Neuchâtel que residía desde hacía tiempo en la ciudad. Días después, la carta de recomendación de Mylord Maréchal, les introducirá en la casa de don Jacinto Jover Valdenoches, Grande de España.

Abraham escribe en su diario muchos detalles de su estancia en Madrid, mientras esperan ser recibidos por la Corte para presentar los relojes: la amabilidad con la que son tratados en casa de don Jacinto Jover, sus ocupaciones, etc.

La que suponían iba a ser una espera de pocas semanas se prolongó por espacio de meses. Al poco de llegar a Madrid llegan rumores de que la reina, Barbara de Braganza, está enferma. Poco después, el 27 de agosto de 1758, fallecería, dejando a Fernando VI sumido en una profunda depresión. Todo esto retrasó la presentación de los relojes ante la Corte y el Rey; este, se recluyó en el castillo de Villaviciosa de Odón. Su salud fue empeorando de día en día, hasta que finalmente falleció en el citado castillo al año siguiente. El 10 de agosto de 1759 terminó sus días en un penoso estado.

El gran día

Un año antes, el lunes 4 de septiembre de 1758, a las 8 de la mañana, nuestros protagonistas se dirigieron al castillo de VIllaviciosa de Odón para presentar los relojes. La exhibición no pudo comenzar hasta la 4 de la tarde: no puede alterarse la siesta de su Majestad. Mientras, preparan los relojes y esperan la llegada del monarca. De repente, el relojero del Rey avisa a Pierre, Abraham y al joven Jacquest Gevril de que viene el Rey. Abraham Louis Sandoz anota en su diario: «On parlait bien haut pour être en présence du Roi et on a fait répéeter plusieurs fois la Grande (le Berger)». “Hablamos muy alto estando en presencia del Rey e hicimos repetir varias veces al Grande (el Pastor)”.

Los relojes fueron vendidos al monarca por el precio de dos mil doblones de oro. El 23 de enero de 1759 Pierre Jaquet Droz y sus acompañantes partieron de Madrid de vuelta a La Chaux-de-Fonds, donde llegaron el 20 de marzo de ese año. Tras el éxito de la empresa, Pierre Jacquet-Droz sería inmensamente rico, y dedicaría el resto de su vida a construir relojes y autómatas maravillosos, que asombrarían al mundo entero.

Reloj monumental de François-Louis Godon

Bracket inglés musical de John Ellicott

Atlas portando un globo celeste con reloj y planetario en su interior

Reloj astronómico de Thomas Hildeyard S.J.

Reloj de esqueleto French Royal Exchange

Reloj de sobremesa Furet y Godon

Reloj de sobremesa François-Louis Godon

Reloj de antesala de John Ellicott

Reloj de ecuación de Ferdinand Berthoud

Reloj de sobremesa

Fuentes consultadas:

Catálogo de Relojes del Patrimonio Nacional; (Editorial Patrimonio Nacional, 1987)

El escape y el péndulo, Luis Montañés; (Ediciones ANTIQVARIA, 1991)

La máquina de las horas, Luis Montañés; (Ediciones ISLA, 1975)

Madrid, el Palacio Real; (Edición Ramón Guerra de la Vega, 1995)

Voyage de Pierre Jaquet-Droz á la Cour du roi d’Espagne 1758 – 1759, André Tissot; (Les Éditions de la Baconnière, Neuchâtel, 1982)

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