Lenzkirch: Una marca legendaria

Hay nombres propios que forman parte de la historia de la relojería: Científicos, inventores, relojeros …, y también marcas y fábricas de relojes.

Una de estas marcas míticas tiene el nombre de un municipio de la Selva Negra: Lenzkirch.

Desde mediados del siglo XIX, y durante cerca de 80 años, salieron de la fábrica Lenzkirch, más de 2 millones de relojes, que son muy apreciados por los coleccionistas.

Los inicios de esta fábrica se remontan a 1849 cuando Eduard Hauser e Ignaz Schopperle, fundan un taller para la fabricación de piezas de relojería para el suministro a otros fabricantes.

En 1951 Eduard Hauser, Franz Joseph Faller, Joesph Wiest, Nikolaus Rogg y los hermanos Johann Nikolaus Tritscheller y Paul Tritscheller, fundan la Aktiengesellschaft fur Uhrenfabrikation Lenzkrich, que se convertiría en una de las más importantes fábricas de relojería alemanas.

Lenzkirch
Reloj de mesa Lenzkirch

Bajo el liderazgo y la orientación técnica de Hauser, Lenzkirch se convirtió en una gran empresa.

Se fabricaron muchos tipos de relojes: de mesa, de pared, de caja alta,… en los que con frecuencia las cajas tenían ornamentaciones hechas en metal.

Uno de esos tipos fue el regulador vienés. Reloj elegante, normalmente de pared, fabricado según el canon de los originales reguladores de pared hechos en Viena desde finales del siglo XVIII. En estos relojes, además de bellas cajas con vidrio en el frontal y los laterales, encontramos excelentes mecanismos con escape sin retroceso, diales esmaltados de buen tamaño que facilitan la lectura de la hora, y largos péndulos cuya oscilación puede verse al estar el frente y los lados de la caja, acristalados. A veces tienen un pequeño dial a las 12, en el que una aguja fijada en un extremo del eje de la rueda de escape, avanza a cada semioscilación del péndulo. No es un segundero, aunque pudiera parecerlo. Lo más habitual es que el péndulo de estos relojes sea menor de un metro, y por tanto, no bate segundos.

Otra particularidad de los relojes Lenzkirch es la del sonido del gong. Se trata de un sonido grave y nítido que se mantiene durante varios segundos. Un sonido imponente, catedralicio, acorde con la elegancia del reloj. También existen reguladores vieneses Lenzkirch sin sonería, que en la jerga relojera suelen llamarse «mudos».

Fábrica Lenzkirch
La fábrica Lenzkirch en 1920; (Fuente de la imagen: Heimat museum Schwarzwald)

Uno de los factores que determina la calidad de un mecanismo de relojería, es la dureza de las aleaciones empleadas en el. A mayor dureza del acero utilizado para hacer los ejes, por ejemplo, mayor es su resistencia al desgaste. La dureza del acero de las piezas de los relojes Lenzkirch es alta. Mayor que la de otros fabricantes que no cuidaron tanto la calidad. Esa dureza tiene un efecto muy importante en la vida del reloj, al reducir de forma notable el desgaste, y es, por tanto, una muestra de la preocupación de este fabricante por cuidar la calidad de sus relojes.

Lenzkirch, como el resto de empresas de relojería germanas,  sufrió las consecuencias del desastre de económico de Alemania tras la I Guerra Mundial. La inflación en la república de Weimar entre los años 1921 y 1923 fue devastadora. La venta de relojes en los años 20 se volvió cada vez más difícil. En 1927 Lenzkirch, HAU, Gustav Becker y Junghans se unieron, pero la reducción de costes que lograron no fue suficiente para salvar la situación. Los problemas continuaron y Junghans absorbió Lenzkirch en 1928. Al año siguiente se produjo el crac de 1929 en el mercado de valores de Wall Street. Sus consecuencias para la economía mundial fueron desastrosas. Dos años después, en 1931, Lenzkirch cerró definitivamente.

En el muy recomendable libro «Black Forest Clocks» de Rick Ortenburger, publicado por Schiffer Publishing Ltd., el autor aporta interesantes datos sobre la historia de esta firma.

Caja de porcelana