Ferney

Ferney
Château de Voltaire, en Ferney. Fuente: https://www.ansichtskartenversand.com

A mediados del siglo XVIII, un ilustre personaje se instala en la villa francesa de Ferney, una pequeña aldea del Pays de Gex junto a la frontera suiza. Su nombre es François-Marie Arouet, un escritor francés, cuyos escritos le han procurado una notable celebridad. No es joven, tiene sesenta y un años. Hábil en los negocios al igual que exitoso en las letras, cuenta con una desahogada posición económica. Está acostumbrado a moverse en ambientes cortesanos y disfruta de ese mundo; menos cuando tiene que huir de el. Con alguna suerte de don para las polémicas, una vez más se encuentra ante una de ellas: Se ha convertido en un indeseable en París y debe abandonar la ciudad. Ya sabe lo que es estar en prisión.  Aunque ya ha pasado mucho tiempo, aún recuerda cuando estuvo preso en la Bastilla. Estamos en 1755. Treinta y ocho años antes, a la edad de veintitrés, una sátira sobre Felipe II de Orleans, regente de Francia durante la minoría de edad de su sobrino-nieto Luis XV, le llevó a pasar once meses en prisión. Ocho años después, en 1726, volvió a la Bastilla. Esta vez durante dos semanas, tras las que será excarcelado con la condición de que abandone Francia.

El lugar para retirarse de París no parece elegido al azar: El pequeño Pays de Gex, un lugar muy poco poblado, perdido entre los Alpes y el Jura. Ferney es una aldea insignificante junto a la entonces república de Ginebra – hoy cantón suizo de Ginebra – ideal para escapar rápidamente en caso de ser necesario abandonar Francia. De apenas cien habitantes cuando llega François-Marie Arouet, Ferney experimentará bajo su influjo un enorme impulso. El mismo escribirá: «He construido casas para los agricultores, puesto abundancia donde había miseria, me las arreglé para hacer un pueblo bastante bonito de una aldea miserable e ignorada, y establecer un negocio – de relojería que se extiende por América, África y Asia». (1)

Hasta allí atraerá a los más ilustres personajes de la Europa de la época. Reconstruirá el castillo de Ferney, y vivirá en el durante los siguientes 18 años.

Las tres cuartas partes de las casas de Ferney serán construidas a iniciativa suya. En una carta escrita a Madame Necker – hija del banquero Jacques Necker, ministro de finanzas de Luis XVI, más conocida como Madame Staël – le dirá: «No sabe usted lo que está reservado al pequeño Pays de Gex. Se va a convertir, gracias a Monsieur Choiseul, en uno de los más florecientes de Europa, y las tierras se doblarán de precio en unos pocos años». (2)

François-Marie Arouet, que pasará a la historia como Voltaire, será reconocido universalmente como un gran escritor, filósofo e historiador. Menos conocida será su faceta de hombre de negocios y comerciante. Su legado a la villa de Ferney será el desarrollo de una floreciente industria relojera. Desde 1878 la villa pasará a llamarse Ferney-Voltaire, en homenaje a quien tanto hizo por ella.

Voltaire conoce los gustos de la aristocracia. Sabe del interés que suscita en la nobleza la relojería. Desde hace décadas está de moda entre los nobles llevar relojes de faltriquera. Incluso tener más de uno. Se trata de piezas costosas que no están al alcance de cualquiera.

A mediados del siglo XVIII Francia e Inglaterra concentran el mayor negocio de la fabricación de relojes de bolsillo. La implantación de la relojería en Suiza es en ese momento menor. Pero ya existen en las montañas del Jura, hábiles relojeros capaces de hacer relojes de calidad, y a precios más bajos que los de las grandes capitales. Cuenta la leyenda que en 1679 un tratante de caballos llamado Peter volvió al Jura llevando consigo un reloj de faltriquera. Estropeado durante el viaje, fue a visitar a Daniel JeanRichard (hacia 1665 – 1741) para repararlo.

Daniel JeanRichard, se propuso hacer un reloj igual. Inventó máquinas y herramientas para hacer las piezas, y un año después consiguió su objetivo. Es considerado el fundador de la industria de la relojería en las montañas del Jura. Cuando Voltaire se instala en Ferney, en las villas de Le Locle y la Chaux-de-Fonds ya se practica la relojería, y desde ellas se está expandiendo por los valles del Jura.

Voltaire promueve en Ferney además de la fabricación de relojes la de las medias. Ambos productos están de moda, son fáciles de transportar y tienen un precio elevado. Sabe además de la existencia de brillantes relojeros campesinos en la región. En uno de sus escritos dirá: «Es singural que casi todos los relojeros que he establecido en Ferney trabajan para los relojeros de París, que ponen con descaro sus nombres en los relojes que se hacen en mi casa». (3)

En otro de sus escritos leemos: «Los relojes se fabrican aquí mucho mejor que en Ginebra, y el señor Lepine, relojero del rey, uno de los más hábiles de Europa, tiene allí su mostrador y sus trabajadores. Se trabaja por un lado para París y por otro para Bengala. Los ingleses nos han preferido a los obreros de Londres porque trabajamos a mitad de precio. Los relojes de repetición, costarían más de treinta luises en París; tendrá todo lo que quiera en Ferney por dieciocho… Deme sus órdenes y será servido; tendrá desde relojes muy bonitos hasta muy malos, cuando usted desee». (4)

Claudius Saunier (1816 – 1896) nos cuenta en su Almanach artistique et historique des Horlogers de 1859, que a la muerte de Voltaire reaparecieron los abusos de las leyes y un ejército de funcionarios viviendo de esos abusos. La colonia industrial de unos dos mil relojeros, tan floreciente – nos dice -, que prometía ser una fuente de bienestar para toda la región, decayó rápidamente. La revolución del 1789, la Revolución Francesa, le dió el golpe final.

Fuentes consultadas:

  • Almanach artistique et historique des horlogers orfévres, bijoutiers, Opticiens, par Claudius Saunier, 1859. Notas: 1,2,3 y 4
  • Artículo Manufacture Royale, de World Tempus. https://fr.worldtempus.com
  • Daniel JeanRichard, L’industrie horlogère dans les montagnes de Neuchâtel et dans le Jura, Locle – Société Locloise d’imprimerie, 1885.
  • Wikipedia

Fuente de la imagen:

Château de Voltaire, en Ferney. https://www.ansichtskartenversand.com