Un espacio dedicado al mundo del reloj
Los relojes antiguos son adecuados para ciertos tipos de decoración. Evocan épocas pasadas, y pueden integrarse muy bien en determinados ambientes. Para lucir en todo su esplendor, al igual que ocurre con los muebles o los edificios, necesitan espacio.
Los dos relojes protagonistas de este artículo son franceses. Se hicieron en el Franco Condado, en la segunda mitad del siglo XIX; son relojes con caja – caja alta en este caso -, de los llamados de antesala, y se alzan majestuosos en una Sala de conciertos.
En las dos fotografías anteriores vemos sobre una mesa al primero de ellos. Un reloj con escape de áncora, y sonería sobre campana. El disparo de la sonería es por contrapeso.
Se prepara la caja, antes de colocar el reloj en ella. Dispone de dos ventanas acristaladas: una en la parte superior y otra en la zona media. La ventana superior permite ver la esfera del reloj; la de la zona media, hace lo mismo con el péndulo. Una de las características que hace tan elegantes a estos relojes es su péndulo. Ambos con péndulo real de latón estampado, y motivos ornamentales a juego con la de la «cabeza» del reloj.
No todos los relojes comtoise tienen péndulos reales; ni sus mecanismos, esferas y piezas ornamentales son iguales. Los comtoise de la segunda mitad del siglo XVII se hicieron con regulación por foliot. El péndulo se empezó a utilizar en los relojes comtoise a partir de 1690 – Christian Huygens lo aplicó por primera vez en 1657 -, consistiendo en esa época en una serie de varillas empalmadas mediante uniones articuladas, con una masa de plomo en su parte inferior; en francés «balancier en chaîne d’arpenteur».
Antes de colocar el reloj en la caja, se engrasa el mecanismo. La operación de engrase no es compleja, pero debe hacerse correctamente. Es importante utilizar aceite y grasa específicos para este tipo de reloj, y aplicarse solamente donde es necesario. La firma Moebius dispone de una amplia gama de grasas y aceites para relojería, de calidad excelente. Los dientes y alas de ruedas dentadas y piñones – por ejemplo – no se engrasan. Tampoco deben engrasarse los dientes del rastrillo recto – habitual en estos mecanismos – ni la llamada «coma» que engrana con ellos.
Antes de colocar el reloj en la caja, debemos asegurarnos de que esta mantiene la verticalidad, y está perfectamente asentada en los cuatro puntos de apoyo. Si no es así, deberemos calzarla. Comprobaremos también que está bien pegada a la pared. Aunque no es imprescindible, la fijación de la caja a la pared en su parte superior, evita posibles movimientos – por ejemplo, al dar cuerda – y consiguiente parada del reloj.
Sobre estas lineas vemos el reloj una vez instalado. La «cabeza» del reloj debe quedar bien centrada respecto de la ventana acristalada a través de la que se ve. Lo mismo puede decirse del péndulo. No queda estéticamente bien, si ambos elementos están descentrados.
Otra cuestión importante de la instalación es la nivelación. Como en cualquier reloj de péndulo, el mecanismo debe estar bien nivelado. Comprobaremos la nivelación de derecha a izquierda, y también de atrás a delante. La primera estará conseguida cuando el sonido tic tac sea correcto; esto es, cuando tenga la misma regularidad el tic que el tac. La segunda tiene por objeto evitar que el péndulo, o la varilla en la que se suspende, roce. El más mínimo roce del péndulo será causa de parada del reloj. Si la primera nivelación se hace escuchando el sonido, la segunda se realiza además, observando la oscilación de péndulo, y comprobando que nada interfiere en su trayectoria. Para nivelar el reloj, generalmente se calza el mecanismo con pequeñas cuñas de madera.
El segundo protagonista de la Sala de conciertos, es similar al anteriormente descrito. Otra pieza francesa del siglo XIX originaria del Franco Condado. Técnicamente es un mecanismo muy parecido: escape de áncora, sonería sobre campana por rastrillo recto con disparo por contrapeso, etc. A destacar el agradable sonido de estas campanas, siendo la composición de su aleación una de las claves del mismo.
La ventana acristalada de este segundo reloj es ovalada. Aunque es cuestión de gustos, tal vez ofrece una imagen más bonita de la «cabeza» del reloj, que la del primero, que es recta.
Sobre estas líneas el segundo reloj comtoise. En la sala, junto al segundo, un piano de cola que escuchará con atención a sus compañeros cada vez que den las horas. Por su parte, los dos supervivientes de la Relojería francesa, disfrutarán de la música que sonará en la Sala de conciertos.
Detalle de los péndulos. En su parte inferior una tuerca de ajuste sobre un eje roscado, permitirá corregir el atraso o adelanto de los relojes.
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