La Relojería durante la Revolución

Pendule française
Péndola francesa del siglo XVIII. Pallard à Besançon

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La pendule française

La Relojería francesa alcanzó su máximo esplendor artístico y técnico en la Francia del siglo XVIII, con la que los franceses llaman «la pendule française», la péndola francesa. Esa centuria terminará con una revolución que derribará el Antiguo Régimen. Término que nació – nos dice el historiador Pierre Goubert – al tiempo que moría.

[…] «Murió muy rápido, si se confronta su agonía de unos cuarenta meses con una madurez de dos o tres siglos, y con una gestación-infancia de más de un milenio. Murió entre 1789 y 1793. Sobrevivió, sin embargo, como muchos muertos de la historia, en las almas, en la nostalgia, hasta en las costumbres de provincias lentas, conservadoras, de ritmos mal acordados con la evolución mayoritaria del país, en las provincias museos, los bosques del oeste y las montaña aisladas». […] (L’Ancien Régime / El Antiguo Régimen, Pierre Goubert, Siglo XXI de España Editores, 1980).

Ni los relojes ni sus artífices, «les artistes», fueron ajenos a los vientos que traían los nuevos tiempos revolucionarios. En su ornamentación, todo lo que evoque a la antigua monarquía será tenido por sospechoso, y podrá suponer un peligro para el dueño del reloj. A partir de 1790 se inicia un periodo en el que hay relojes con motivos ornamentales al gusto antiguo, y otros, al que se va imponiendo con el devenir de la Revolución. Pero encontramos en los relojes de esa época, esferas con símbolos revolucionarios, y también contra-revolucionarios. El reloj se hará al gusto del cliente, y no todos serán partidarios de la revolución. En un anuncio de julio de 1790 leemos:

Cabinet des Modes, 6 juillet 1790

Avis: Le sieur Boucher, marchand tapissier, rue de la Verrerie, connu depuis plusieurs années pour la pureté de son goût dans les ameublements, vient d’enrichir son magasin de différents objets analogues  aux circonstances présentes.

(Anuncio: El señor Boucher, comerciante tapicero de la calle de la Verrerie, conocido desde hace varios años por la pureza de su gusto en materia de muebles, acaba de enriquecer su tienda con diversos objetos similares a las circunstancias actuales.)

Saeta de reloj
Agujas de una péndola francesa del siglo XVIII

A medida que avanza la Revolución, será cada vez más arriesgado tener en casa símbolos afines a la monarquía. La flor de lis, la corona, dos eles entrelazadas… pertenecen a un mundo que los revolucionarios quieren hacer desaparecer. En los muebles, en los relojes, en los utensilios,… en cualquier cosa puede haber uno de esos símbolos y ser confiscada. Curiosa paradoja la de una revolución que tiene por lema la palabra libertad.

La Convención lo ha dejado claro mediante el decreto del tercer día, del segundo mes, del año II de la Era de los franceses:

«Les  propiétaires de meubles et ustensiles d’un usage journalier sont lenus d’en faire disparaître tous les signes proscrits, sous peine de confiscation».

(Los propietarios de muebles y utensilios de uso diario están obligados a hacer desaparecer todos los símbolos prohibidos, bajo pena de confiscación).

Mathieu Planchon nos cuenta en su libro La Pendule de Paris et son évolution decorative, lo que ocurrió con el reloj de Duplessis, suegro de Camile Desmoulins. Al parecer, las agujas de su reloj terminaban en forma de trébol, y alguien consideró que se parecían demasiado a la flor de lis. Fue confiscado.

Las esferas de relojes de maestros relojeros, que tienen en su esfera «Horloger du Roi», se cambian por el revolucionario «Horloger de la République». Plachon – en el libro citado -nos habla de anuncios en los que se ofrecía este servicio, como el que se publicó en 1801 en les Petites Affiches:

«Le citoyen Serrier, artiste, demeurant rue desPoitevins nº5, prévient ses concitoyens qu’il remplace le mot Roi qui se trouve sur le cadran des pendules et des horloges, sans endommager l’émail et sans déranger les objets de place, par celui de Peuple ou de Nation, à volonté».

(«El ciudadano Serrier, artista, residente en la rue des Poitevins nº5, advierte a sus conciudadanos que sustituirá la palabra Rey que se encuentra en las esferas de los péndulos y de los relojes, sin dañar el esmalte y sin perturbar los objetos del lugar, por la de Pueblo o Nación, a voluntad».)

La Revolución introducirá el Sistema métrico decimal. Se creará una nueva forma de dividir el tiempo, basada en el sistema decimal. Un nuevo calendario sustituirá en Francia y sus colonias, al calendario gregoriano. Nada recordará en el a la religión. Se decretará el inicio de la Era de los franceses el 22 de Septiembre de 1792. El decreto de la Convención del 23 de octubre de 1793 – 4 de Frimario del año II, según el calendario republicano – establecerá las características del calendario. Otro decreto, el del 25 de Pluvioso, apela a los artistas para que se pronuncien sobre la forma de aplicarlo a los relojes. El nuevo sistema de medir el tiempo durará unos años. Napoleón lo suprimirá en 1806. En los relojes de este periodo encontramos doble indicación en la escala de las horas: una por el sistema duodecimal del Antiguo Régimen, y otra por el revolucionario, que fijaba la duración entre el medio día y la media noche en 10 horas.

Mecanismos de relojería
Mecanismo de una péndola francesa del siglo XVIII

Decreto de la Convención del 4 de Frimario

La Revolución francesa abolió la forma tradicional de dividir el tiempo. En el Decreto de la Convención de 4 de Frimario del año II de la República, se fijó como había de ser el nuevo calendario. Lo que sigue es lo que se dice en varios apartados del artículo primero:

«La era de los franceses cuenta desde la fundación de la República, que ha tenido lugar el 22 de septiembre de 1792. La era vulgar queda abolida para los usos civiles. El primer año de la república comienza el 22 de septiembre de 1792. El año está dividido en 12 meses iguales de 30 días cada uno. Después de los doce meses, siguen 5 días para completar el año ordinario. Cada mes está dividido en tres partes iguales, de 10 días cada uno, que son llamadas décadas. Los nombres de los días de la década son: Primedi, Duodi, Tridi, Quantidi, Quintidi, Sextidi, Septidi, Octidi, Nonidi y Décadi. Los nombres de los meses: Para el Otoño: Vendémiaire, Brumaire, Frimaire; para el Invierno: Nivôse, Pluviôse, Ventôse; para la Primavera: Germinal, Floréal, Prairial; para el Verano: Messidor, Thermidor, Fructidor.

A los cinco días últimos del año los llamaron «Sanculotides», se supone que en honor de los «sans-culottes». Napoleón suspendió este calendario en 1806.

Decreto de la Convención del 25 de Pluvioso del año II

Tras el Decreto que dictaba como tenía que ser el nuevo calendario, llegó el problema de su aplicación. La Convención, mediante el Decreto del 25 de pluvioso del año II, planteó lo siguiente:

¿Cual es la organización más simple, la más sólida, la menos costosa para que los relojes midan el tiempo según el decreto del 4 de Frimario? ¿De que forma se puede hacer que los relojes antiguos midan el tiempo a la vez, con la forma de división antigua, y con la nueva.

Paliard à Besançon
Mecanismo de una péndola francesa del siglo XVIII

Abolición de los gremios

La Revolución francesa provocó la reacción de las monarquías europeas, que temían su propagación fuera de las fronteras de Francia, y deseaban su derrota. La situación era caótica. Al terror de una maquinaria revolucionaria presta a cortar la cabeza a todo aquel que se opusiera a ella, se unían las guerras internas – las guerras de la Vendée –  de los contrarevolucionarios, y las externas contra la coalición de monarquías europeas. Ese era el escenario en el que se encontraban los relojeros. La abolición de los gremios, la partida de muchos de ellos a la guerra o al exilio, desorganizó la actividad relojera. La escasez de latón, cobre y acero, que eran requeridos para la fabricación de armas, complicó aún más la situación. El mercado cayó. La clientela tradicional, la Nobleza y el Clero, perdidos los privilegios, no se encontraban en su mejor momento para comprar artículos de lujo. Y los relojes lo eran.

Blibliografía

  • Les heures révolutionaires, Association Française des Amateurs d’ Horlogerie Ancienne. A.F.A.H.A. 1989
  • La pendule de Paris, son évolution décorative. Edité par Les Fabriques des Montres Zénith
  • El Antiguo Régimen, Pierre Goubert, Siglo XXI de ESpaña Editores, 1980
  • El primer naufragio, Pedro J. Ramírez. La Esfera de los libros, 2011
  • Ciudadanos, Simon Schama, DEbate, 2019
  • Historia de la Revolución francesa, Jules Michelet. Editor Ernesto Santolaya, IKUSAGER, 2008.
  • Historia de la Revolución francesa, Alphonse de Lamartine, Editorial Ramón Sopena, 1979; título original: Histoire des Girondins
Caja de porcelana