Poema de Víctor Hugo (1802 – 1885)
Te deseo
Te deseo primero que ames y que,
amando, también seas amado.
Y que a aquellos que no te amen, les olvides
y que después de haber olvidado no guardes rencores.
Deseo que sigas amando sin desesperar
deseo también que si tus amigos
son malos e inconsecuentes
tu sigas siendo valiente y fiel.
Y que por lo menos haya uno de ellos
en quien puedas confiar, sin dudar.
Y porque la vida es así,
deseo también que tengas enemigos.
Varios o incluso uno solo, en la medida exacta para que,
algunas veces, aprendas a ser tolerante.
Y que entre ellos, haya al menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando todo va mal,
el sentirte útil te empuje a continuar.
Deseo también que seas tolerante;
no con los que se equivocan un poco,
porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho de forma irremediable.
Y que mediante la tolerancia,
seas un ejemplo para otros.
Te deseo también que mientras seas joven
no madures demasiado deprisa,
y que cuando envejezcas
no insistas en rejuvenecer.
Y que con la vejez no desesperes
porque cada edad tiene su placer y su dolor.
No deseo que estés triste, Oh no!,
No, no todo el año, pero que conozcas la tristeza al menos un día!
Para que aprecies
que la risa reencontrada es buena, y mejor,
que la risa habitual es sosa, y la constante, insana.
Deseo también que plantes una semilla
una pequeña semilla.
Y que la veas crecer
para que descubras de cuanta vida está hecho un árbol.
Deseo que, al menos, tengas un poco de dinero,
justo para lo necesario y práctico.
Y que al menos una vez al año reflexiones
Y que frente a este dinero te digas: «Esto es mío, lo he ganado»;
solamente para que esté claro
quien es el dueño de quien.
Deseo que guardes el mayor tiempo posible:
A aquellos a los que amas,
y que, si se van, puedas llorar sin lamentar,
Y sufrir sin sentirte culpable.
Deseo en fin,
que siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer, tengas un buen hombre.
Mañana y al día siguiente, y que cuando estéis exhaustos
y sonrientes, sigáis enamorados como el primer día.
Si todas estas cosas llegaran a pasarte,
no tengo nada más que desear.