Reloj de paisaje

El reloj mecánico ha tenido a lo largo de la Historia multitud de formas. Su evolución nos muestra las modas, las artes, los conocimientos científicos y técnicos de cada época. La Relojería es el reflejo del esplendor artístico y técnico de los lugares en los que se desarrolló.

El tipo de reloj al que hace referencia este artículo, se conoce como Reloj de cuadro; y dentro de esta categoría, como Reloj de paisaje.

A lo largo del siglo XIX, mecanismos de relojería, musicales o de autómatas, son aplicados a cuadros. De esta forma, la belleza de la pintura se enriquece con un nuevo efecto: el de la animación por el movimiento de autómatas, de las agujas de un reloj, o por una melodía.

En este reloj de paisaje vemos una iglesia con una torre en la que hay un reloj. Si todo terminase aquí, estaríamos ante un maravilloso cuadro pintado por un artista de talento. Pero hay algo más. Detrás del reloj de la iglesia hay un mecanismo de relojería que mueve las agujas. El secreto, oculto tras la pintura, nos hace percibir el paisaje como algo animado, con vida, en el que podemos contemplar el paso del tiempo. Además, otros dos mecanismos hacen repiquetear los gongs, y un pequeño mecanismo musical hace sonar una melodía. Todos estos elementos de la sonería del reloj, refuerzan la sensación de que estamos ante un paisaje «con vida». Y esa, tal vez, fue la idea que inspiró la creación de este tipo de obras: la de producir en el espectador de estos cuadros la sensación de estar ante una escena animada, una escena con vida.

Al levantar el marco con la pintura, descubrimos los mecanismos: una máquina tipo París, dos mecanismos para el repicar de los gongs, y otro más, musical.

Mecanismos del reloj

Detalle de los mecanismos de sonería

Las almas curiosas, esas que aún llevan parte del niño que un día fueron, siempre se preguntan ante relojes tan bonitos como este, cuestiones como: ¿Quién lo hizo?, ¿En que época?, ¿A quién perteneció? ¿que peripecias vivió?… En cuanto a la primera pregunta, parece razonable pensar que fue obra de más de una persona. Como tantas veces ocurría, alguien pintaría el cuadro, otras personas construirían los mecanismos del reloj, tal vez otras distintas el mecanismo musical, otra la caja. Al no haber certezas sobre estos pormenores plantéase la cuestión solo a modo de hipótesis, pero era cosa común en la época la participación de varios oficios en la construcción de un reloj: relojeros, ebanistas, pintores, broncistas, etc. Cada cosa requería de un gremio determinado.

El mecanismo propiamente del reloj, responde a una época, siglo XIX, en la que la Relojería era consideraba un arte. El maestro relojero, el artista, que es lo que era en ese tiempo, no buscaba solamente el funcionamiento del reloj. Todo en el mecanismo debía ejecutarse con perfección. Hasta en las piezas más escondidas del mecanismo, el maestro ponía su empeño en que además de cumplir su función, fueran bellas.