El estado en el que llegan los relojes a la mesa del relojero es muy variado; al igual que la calidad de sus materiales.
En este caso, nos encontramos ante un reloj de pared moderno, fabricado en China, de muy baja calidad. En la imagen anterior podemos ver la marca grabada en la platina trasera del mecanismo.
El mecanismo tiene escape de áncora regulado por péndulo, y sonería de horas y medias por rastrillo y caracol mediante dos martillos sobre sendas varillas.
Hasta aquí, la descripción hace referencia a características habituales de muchos tipos de relojes. La diferencia estriba, en este caso, en la baja calidad de sus componentes.
Ante esta circunstancia, cabe preguntarse si merece la pena reparar un reloj, cuando su calidad es tan baja.
Las platinas del mecanismo son de aluminio; el fabricante las ha recubierto con una capa de pintura amarilla, tal como podemos apreciar en las fotografías anteriores. Tal vez con ese recubrimiento se ha buscado que parezcan de latón. Vano intento, pues se ve fácilmente que no están hechas de esa aleación.
El aluminio tiene una dureza muy inferior a la del latón. Si bien, el mecanizado de las piezas del reloj es más sencillo – al utilizar un metal más blando – su durabilidad es menor, al ser mayor el desgaste.
En la imagen de la derecha observamos, señalado con una flecha, el vástago mediante el que se consigue que el trinquete gire. Al ser la platina de aluminio, no ha resistido la fuerza que el muelle real hace contra el trinquete, y este no se ha mantenido en un plano, sino que se ha montado sobre la rueda de trinquete,
Cuando se ven mecanismos de una calidad tan pobre, surge inevitablemente la pregunta de si merece la pena abordar su reparación. Lo que alberga pocas dudas es la recomendación sincera de evitar la compra de relojes tan mal hechos. Incluso cuando el precio sea bajo, lo mejor es abstenerse de comprar relojes de tan baja calidad. No merece la pena.
