Sobre la reparación de relojes comtoise

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Al recibir relojes para reparar, podemos encontrarlos en una gran variedad de estados. A los problemas de tipo técnico, habituales en los mecanismos – desgastes, rotura de piezas, suciedad, etc. – a veces se añaden otros, derivados de restauraciones anteriores realizadas con criterios que no son los más adecuados.

Antes de comenzar la reparación

Lo primero que hay que hacer antes de iniciar la reparación del reloj es observar su estado. ¿Cómo está el mecanismo? ¿Cual es el estado de la caja? ¿Hay piezas no originales? ¿Defectuosas?… Todas estas preguntas nos ayudarán a valorar el estado del reloj y a trazar el plan de trabajo. Con la experiencia que dan años dedicados a este oficio y el estudio de libros especializados en los distintos tipos de relojes, después de ver un viejo reloj, es posible hacerse una idea de como puede quedar tras los trabajos de reparación o restauración que requiere. Cada caso es distinto, y no siempre será posible devolver el reloj a su estado original.

Piezas no originales en el mecanismo o la caja

Esta cuestión es importante. A veces, las piezas que se han puesto en el reloj en alguna reparación anterior de la caja o del mecanismo no son adecuadas. En este punto podemos encontrarnos de todo: Suspensiones hechas con el primer material que se tuvo a mano; algunas incluso de plástico en vez de metálicas; piezas de plástico en relojes antiguos; cajas que nada tienen que ver con las originales, etc.

A modo de ejemplo

En las siguientes imágenes podemos ver una estructura de madera hecha ex profeso para colocar en su interior la parte de arriba de un reloj comtoise. Es un ejemplo de lo que no hay que hacer al restaurar un reloj.

Una idea que – en mi modesta opinión – debe guiar la reparación ó restauración de un reloj, es la de respetar el carácter y aspecto que tuvo originalmente. En este caso estamos ante un reloj del Franco Condado. Un reloj francés del siglo XIX. Este tipo de relojes se disponían de dos formas: Posados sobre una peana que colgaba de la pared, o bien, en el interior de una caja alta. En el segundo caso, las cajas eran de una determinada forma, con unos motivos ornamentales determinados y estaban hechas a la medida del reloj. Es decir: no toda caja alta será adecuada para poner en ella un reloj comtoise. Si no se dispone de una caja original del estilo que precisa el reloj, colocarlo sobre una peana hecha a la medida será una buena opción.

Al colocar la parte de arriba del reloj dentro de la estructura de madera que se muestra, se oculta parte de la belleza de su dial, y se cambia totalmente el aspecto del reloj. El aficionado, acostumbrado a ver relojes comtoise antiguos en las presentaciones anteriormente indicadas, encontrará algo extraño en esta. Además, esta estructura de madera, carecía de puertas laterales, con lo cual impedía el acceso al mecanismo desde ambos lados. Acceso que es conveniente para comprobar el funcionamiento, realizar operaciones de engrase, o simplemente observar el mecanismo. De hecho, estos relojes siempre tienen puertas laterales, e incluso en los que están en cajas altas, la parte superior de estas puede abrirse para permitir el acceso al mecanismo.

MUÑECA