Un reloj de paisaje

En los relojes de cuadro, o de paisaje, se consigue la feliz unión de dos manifestaciones artísticas de primer orden: la relojería y la pintura. Estos relojes, que a primera vista parecen cuadros, guardan celosamente un misterio. En la pintura, habitualmente representando un paisaje, hay un reloj en lo alto de una torre, iglesia o cualquier otro edificio. Pues bien… el reloj que vemos en la pintura… ¡funciona! ¡está en marcha! transmitiéndonos la sensación de estar ante un paisaje con vida. Decididos a investigar el misterio, miramos tras el paisaje representado, y descubrimos el secreto: Un mecanismo mueve las agujas del reloj.

Un bonito reloj de paisaje

El que se muestra, es un clásico reloj de cuadro o de paisaje. Tras un primer plano, en el que hay varias barcazas vemos una torre, en el centro, con su reloj. Bajo el cuadro, podemos ver varias estanterías con la monumental Historia de España de Menéndez Pidal y Jover Zamora. Una buena acompañante para tan singular reloj.

Características del mecanismo

El mecanismo se encuentra dentro de una estructura de madera, situada tras la pintura. Esto lo protege del polvo, lo cual es conveniente para conservarlo adecuadamente. La regulación de la marcha se hace mediante un oscilador: el sistema volante espiral. El reloj es de los llamados «mudos», esto es, sin sonería. La jerga relojera es rica en expresiones como esta: «relojes mudos», que se aplica a los relojes que carecen de sonería. Expresiones que probablemente se han ido incorporando a partir de ocurrencias de la gente.

Mecanismo de reloj
Detalle del mecanismo

Estos relojes, además del valor pecuniario que puedan tener, tienen otro mucho más importante: El sentimental. Muchas veces son piezas que han pertenecido a la familia durante muchos años, y traen muchos recuerdos. 

Caja de porcelana